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Sus ojos
La reunión convocaba a todos los aliados de Vongola, entre los cuales obviamente incluía a los guardianes de la décima generación y a su adorado jefe.
Allí también se encontraba Varía, Shimon y el grupo de ex Arcobalenos.
El castaño con apariencia de adolescente, pero con más de veinte años, se encontraba algo adormilado gracias a sus guardianes.
Quizás más que de costumbre en esa ocasión.
Pero allí estaba, presentable y sonriendo feliz a sus guardianes e invitados.
Porque debía comportarse como un jefe de la Mafia y no mortificar a su familia o amigos.
- ¡Bienvenidos! - Recibía con sonrisas algo cansadas y abrazos cargados de felicidad, porque el poco descanso en su sistema no podía lograr quitarle el que estará contento por ver de nuevo a quienes eran parte de su gran y extraña familia.
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Más luego del desayuno, el cual todos tuvieron que comer ya que los que vivían en la mansión aún no habían tenido el debido tiempo.
Pudieron llevar a cabo la reunión por la que todos se encontraban ese día en el mismo sitio.
Algo que sólo significaba desgracia y mucho papeleo para los jefes o jefe, y generalmente dueño de la mansión.
Tsuna encabezaba la mesa mientras observaba a los guardianes de su primo, Varía y a los suyos, pelear e insultarse verbalmente entre ellos y apunto de lanzarse las sillas a la cabeza.
La sala estaba llena de gritos y maldiciones y una que otra mala palabrota pero ¿Qué más podía esperar de todos ellos juntos?
¿En el mismo día?
¿En la misma sala?
La vena en su frente estaba a punto de explotar y sus dientes chirriaban de lo mucho que los apretaba.
Observaba a Xanxus con su ceño fruncido el cual le devolvió la mirada sin demoras.
Dentro de todo Enma no debía de preocuparse por sus guardianes, siquiera Dino debía de preocuparse por sus subordinados.
Sólo parecían ser Varía y Vongola.
Xanxus y él debían de tener alguna mala suerte encima para que eso sucediera en cada reunión.
- ¡YA CIERREN SUS ESTÚPIDAS BOCAS, BASURAS! - Finalmente explotó su primo, adelantándose como siempre.
- ¡VOOOOOOY!, ¡CIERRA TU LA BOCA, ESTÚPIDO JEFE! - Lo peor de todo era que si se sacan de lugar ellos, les responden de vuelta de alguna forma.
Squalo se había puesto de pie y apuntaba con su espada a Xanxus quien sacó una de sus pistolas de su chaqueta y le apuntó a la cabeza.
- Te verías mejor con un agujero en la frente, bastardo. - Arrastró entre dientes sonriendo macabro.
Todos parecían haber usado aquel acto para comenzar las demás peleas, ya fueran entre sus guardianes o con los otros.
Dentro de todo Shimon y Cavallone se mantenían al margen de todo.
Y Tsuna, bueno, él tenía sueño y nada de eso le causaba gracia.
Su humor se disparaba últimamente y no podía controlarse debidamente, por lo que terminaba explotando muy feo.
Hasta él mismo lo admitía.
Aunque en ese momento estaba en total silencio con las manos cruzadas entre sí apoyando los codos sobre la mesa y la cabeza sobre sus manos.
¿Debería de congelarlos a todos?
¿O perdonarles por esta vez?
...
Al diablo con la paciencia.
- ¡Quiero que-
Más sus palabras fueron cortadas en un segundo, mientras algo de aire se escuchaba siendo liberado y todos los presentes voltearon a ver al Cielo.
Sorprendidos y otros asustados observaron la nube de humo de color lila en el lugar donde debía de estar su Cielo.
- ¿Tsunayoshi?
Más la respuesta no llegó.
Fue en ese momento en que a algunos se le volvió la mala experiencia de la bazuca descompuesta, en la que Tsuna desaparecía y ninguna versión suya del futuro aparecía.
¿Esta no era una de ellas.. O Si?
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Tsuna suspiro y espero a que sucediera lo que debía de suceder.
Una nube de humo violeta que apareció de la nada a su alrededor tenía explicación.
Había una santa explicación.
Y realmente estaba agradecido con quien le hubiera disparado la bazuca en el pasado porque sino sus guardianes lo hubieran pasado muy mal.
Cerró sus ojos con dolor al pensar que sólo serían cinco minutos, Dios como le gustaría que fueran más.
Necesitaba dormir, no se podía tolerar ni él mismo desde hacía ya unas cuantas semanas.
Estaba tan cansado.
- ¿Tsuna?
Escucho su nombre y abrió sus ojos con cansancio, sin realmente prestar atención a quién le llamaba.
¿Qué?
Por más que lo hubieran llamado por error o por alguna pregunta él estaba en todo su derecho de seguir cansado.
- ¿Qué está sucediendo..? - Terminó su pregunta apenas, porque sus ojos perdieron todo cansancio cuando no entendió lo que estaba observando.
Sus ojos se encuentra con rostros que comparten muchas similitudes con quienes forman su gran familia.
Rostros sorprendidos y desorientados le devolvía la vista.
- ¿Tsuna..? - Hasta que una voz salió de uno de ellos, quien le había llamado le robó la atención y casi podría sonarle a..
- ¿Yamamoto..? - Parecía él realmente, pero tenía la voz ligeramente diferente.
Su rostro parecía el mismo, aunque se veía diferente.
Y parece que acerté, porque su expresión cambió un poco más.
- ¿Décima?
Definitivamente le iba a dar un paro.
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Bien, estaba bien.
Tenía sueño y estaba muy intolerable.
Seguramente se había dormido en medio de la cena.. Aunque eso seguramente fue muy descortés de su parte.
Apretó un poco su cabeza entre sus manos intentando despertarse de todo ese loquero.
Pero no lograba nada más que sentir todo el picante e incómodo silencio que mantenía con quienes, él mismo asumió, eran las versiones del sexo contrario de su familia.
¿Qué clase de cosa comió para tener un sueño así?
- Eh.. ¿Décimo..? - Levantó su mirada de entre sus manos y observó alrededor prestando toda su atención, su intuición le daba el pésame. No era un sueño.
- Tsuna, creo que te volviste hombre. - Yamamoto habló tras el.. La que yo asumí era Gokudera.
Sonreí un poco ya resignado, necesito silencio y abrazar a Kyoya.
- Eh, sí… No soy de aquí, podrán entender, soy de otro universo, no sé qué pasó con.. - Pensé en que me llamaron "Tsuna" pero eso no implicaba que necesariamente mi contraparte de este universo fuera mujer, ese apodo no me ayuda. - Su 'Tsuna'. - Hasta le sabía extraño hablar en tercera persona.
- A sí, eso explicaría bastante. - Gokudera llevo una de sus manos a su rostro y me observó fijamente un momento, casi podría decir que era muy diferente de mi Tormenta. - Pero sigue siendo adorable, no importa que versión.
No, retiro lo dicho, ¡Es igual!
Me termine avergonzado y escondiendo mi rostro entre mis manos de nuevo.
Escuche la risa despreocupada de Yamamoto mujer y muy seguido los gritos de Gokudera mujer.
Hay diablos, quiero de vuelta mi caos normal.
Una mano se posó en mi espalda y dio un par de caricias consoladores.
- Jef..e..
Levanté la vista de nuevo al escuchar una voz más profunda que las de Gokudera y Yamamoto.
- ¿Chrome..?
- Eh, sí Jefe..
Suspire sin poder evitarlo, la versión hombre de Chrome era muy apuesta.
- Te ves muy bien. - Le sonreí antes de dejar que mi cabeza caiga de lado sobre la mesa.
- Usted también se ve muy bien décimo. - Gokudera saltó de inmediato tras escucharme a lo que sólo pude sonreír, son muy similares a mis elementos pero son más tranquilos.
Una puerta se azotó no muy lejos de la mesa, hay.. Era demasiado bueno para ser verdad.
- ¡Tsunaaaaaaaa! - Levanté la vista ante la familiar energía, y me encontré con una mujer que llevaba una camisa amarillenta apretada y algo.. bastante abierta en la parte superior. Me miro extraña por un momento antes de acercarse. - Te queda bien el corte Tsuna.. Perooo.. No es tan extremo como antes.
Ah, sí, Ryohei.
- ¿¡Qué acaso no ves que no es la Décima, torpe!? - Hay no, no otra vez.
- ¿A sí? - Se me acercó demasiado para mi propio bienestar de las últimas semanas y me observó frunciendo la mirada. - Pero sigue siendo tan bonita.
Qué vergüenza, maldita sea.
- Yyyy ¿Cómo te llamas, Tsuna no Tsuna? - Ryohei sin pena continuó observandome de cerca y me pregunto sin miramientos.
- Tsunayoshi. - Respondí y observé su rostro más relajado.
- Ah, no es muy diferente de Tsunami. - A Tsuna casi le pareció cómico, casi.
- ¿Tiene hambre Décimo? - Gokudera se acercó y me sonrió encantadora, ¿Sus nombres también serán parecidos a sus versiones de mi dimensión?
- Eh, no, acabe de desayunar, gracias. - Ya no sé si quiero irme o no, ¿Prefiero que toquen mi últimamente caótico carácter o que me averguiencen con cualquier pequeño comentario?
- ¿De casualidad la bazuca está funcionando mal? - Chrome llamó mi atención nuevamente por lo que volví a observarlo.
- Si soy sincero, - Suspire ante los cuatro pares de ojos que ahora me observaban un poco más interesados, ¿Querían que me fuera? - No creo que haya sido la bazuca.
La puerta de antes pareció cerrarse porque ahora volvía con el gran ruido a abrirse.
Por Dios ¿Qué sucede con las entradas dramáticas?
- ¡Tsuna - Neeeeee!
Esa persona era definitivamente un Lambo mujer, vestida con una poco indiscreta camisa de estampado de vaca.
Corrió toda la habitación sin parar por nada y se lanzó sobre mí en un abrazo que casi nos tira al suelo con silla y todo, le devolví el abrazo a la pequeña Lambo de, creó, quince años.
Pero bueno, no está tan mal.
- Ehh.. ¿Hayame? - Levanté mi mirada ante el comentario extraño de la Yamamoto, quien miraba a Gokudera y acababa de decirle Hayame. ¿Ese era su nombre? - Tsunami.. ¿No debería preocuparnos? - Vi a Gokudera palidecer.
¿Acaso mi versión 'Mujer' según la forma de Lambo de llamarme, estaría muy asustada por ver la versión hombre de sus elementos?
¿Lloraría demasiado?
Ahora recuerdo que no sólo estaban mis guardianes sino que también estaban los Arcobalenos adultos, lo cual a lo mejor aquí aún no pasó, la familia Cavallone, la familia de Enma, los Varia y prácticamente su Nube que era una bomba de tiempo.
Si, no la culparia si se desmayara por ahí.
Volví a la realidad y pedí un pésame por Tsunami.
Justo cuando vi a Gokudera mujer voltear lentamente a verme.
Parecía un poco demasiado alterada aunque aún no esté gritando.
- ¿Tus guardianes tienen seguro de vida, Décimo..?
Apenas apreté mis ojos de la sorpresa.
¿Qué..?