Your gateway to endless inspiration
Parte 5
Me empeñe a descansar dos días, para recuperarme bien, y que algo malo no sucediera, si estuviera inconsciente y mis poderes se soltaran por su cuenta.
No fui al trabajo, ni a los lugares que comúnmente suelo ir todos los días.
En esta nueva dimensión Hanazawa es un reconocido exorcista, ha ayudado a muchas personas, y decidimos juntarnos de vez en cuando.
Shou, quien en otros mundos fue la pareja de mi hermano, es actualmente en esta un reconocido, al igual que lo fue su padre, jefe o presidente que comanda el continente, pero aún así mantiene contacto con nosotros.
Y mi hermano estudió profesorado de literatura, y está dando clases en una universidad reconocida..
Ou, olvide avisarle que no lo podría ver por unos días...
Tengo que llamarlo, pero seguro está dando clases, le mandare un mensaje.
Estire mi brazo hacia la mesa de luz junto a mi cama, tome mi celular y de inmediato se escuchó la puerta de entrada siendo golpeada con fuerza.
Suspire a la par que escuchaba rápidas pisadas que venían hacia mi habitación.
Y patearon la puerta.
- ¡Shige!
- ¡Kageyama!
Se acercó a pasos rápidos hacia mi cama.
- Hermano, tendrías que estar trabajando.
- ¿¡Estas bien, Shige!? - Posó su mano sobre mi frente, ignorando lo que le dije. - Aún tienes calentura, Teruki trae algo de agua fresca.
Hanazawa salió rápidamente de la habitación y dobló hacia la derecha, lugar donde esta mi cocina, y no lo escuche más, en cambio vi a Shou adentrarse al lugar con calma, recién entrando por la puerta que había agujereado la pared.
- Shou.
Pronuncie en forma de saludo.
- Shigeo.
Devolvió él.
Detesto hacer que se preocupen de pequeñeces y descuiden sus deberes por mi culpa.
Agh, soy un contratiempo.
_+_*_+_
Luego de poder convencer a mi hermano de que ya estaba mejor, y que de igual forma ya me estaba terminando de recuperar, se fue de mi casa, no sin antes dejarme una advertencia y un aviso de que le llamara si necesitaba alguna cosa.
Hanazawa aviso lo mismo y Shou solo se despidió, diciendo que me mejore, mientras seguía a mi hermano con la mirada.
Y volví a quedarme solo.
Suspire profundo, con los ojos cerrados, tratando de no pensar en las vivencias pasadas.
Me provocan acidez en la garganta.
Un feo reflejo al recordar esa clase de cosas de "mi pasado".
Me removí entre las cobijas de la cama y me levante.
No soporto estar en cama.
Me recuerdan los ataúdes de...
Agh, no lo pienses, no lo pienses..
37%
_=-=_
Fui al trabajo con esa pequeña fiebre apunto de desaparecer.
No me importo, igualmente no soporto estar tanto tiempo acostado.
Al llegar abrí el lugar, y de inmediato note las pequeñas moléculas de polvo en el aire.
Me quite mi saco, lo arroje al sillón, arremangue las mangas de mi camisa y busque los trapos para limpiar antes de abrir.
-*-*-*-
Alrededor de dos horas después de limpiar, aparecieron clientes.
Algunos con problemas reales, y otros con simples contracturas.
Con las vidas que ya llevaba sobre mi, me acostumbre tanto a atender todo tipo de problemas, que ya me daba lo mismo por lo que sea que tuvieran y que por ello acudieron a mi.
Era muy monótono.
Me contaban sus problemas, les ayudaba, me pagaban, me agradecen, y me quedaba solo el resto del día.
Todo era muy normal, por ello no tenía derecho a quejarme.
No tenía espejos en mi casa, pero sabía muy bien que mis ojos guardaban ojeras y mucho cansancio.
No me importaba, de alguna forma, tras el tiempo, varías cosas habían dejado de importarme.
Mis amigos y mi hermano no estaban dentro de esa descripción.
Y luego estaba Ekubo, y Shisho.
Shishi.. Shisho..
Como un relámpago, me llego a la mente la imagen de ese chico que se parecía mucho a mi maestro.
Me paré de mi silla, asombrado aún al recordar el poco parecido que pude observar al muchacho con Shisho, por la poca iluminación en ese momento.
Que aún con una imagen no tan clara de él, lo reconocería si me lo cruzara.
En ese momento el timbre del lugar sonó, otro cliente.
Suspire profundamente, y me encamine a la entrada.
Solo tenía que tranquilizarme.
_=-=_
Ahora me encuentro en el sillón de la sala, con un té en mis manos, y el mismo chico, el que tenía semejanza a Shisho, sentado frente a mi, tomando un sorbo del té que le había ofrecido momentos antes. Aún manteniendo mi rostro inexpresivo, carente de expresiones contra mi voluntad, muchas sensaciones extrañas estaban revoloteando en mi cuerpo. El chico dejó el vaso acabado en la mesa, cabe recalcar que con rudeza, asustandome. - ¿Y bien? Me pregunto tras haber hecho aquello. - ¿No estás muy ocupado con tus estudios o algo así? - Exclamé preocupado, aunque no se notará. - ¿No estarías con muy poco tiempo para divertirte con tus amigos? Este trabajo tiene horarios muy irregulares, dependiendo de las necesidad de los clientes. - ¡No tengo problema! ¡Quiero ser su discípulo! Y ahí tenía de nueva cuenta esa exclamación, que parecía desde un principio no querer formular como preguntar, para no recibir una negativa como respuesta. Cuando había llegado, hacía una media hora, era lo primero que había soltado de sus labios luego de mirarme con asombro por unos minutos. Lo había observado muy bien por esos minutos, cayendo en cuenta de que era la réplica exacta de Shisho pero con ¿Cuanto? ¿Quince años? A estas alturas, de eso no dudaba, tenía incluso el mismo carácter que Shisho. Y claro que lo aceptaría para que fuera su discípulo. Pero... lo dolía el que él.. no lo recordara. Por ello no quería atarlo a sí mismo, tratando de que ocupara un lugar que seguro no le amoldaba del todo bien. Tal vez sí en carácter, tal vez si en apariencia. Pero algo definitivamente le gritaba, que ese no era "su" Shisho. Por ello quería asegurarse de que no estaba tratando de atarlo a sí mismo, sino que aceptar lo que el niño verdaderamente quería. Aunque aún no sabía su nombre. - ¿Muy seguro? - ¡Si! - ¿Realmente seguro? - ¡Si! Suspire convencido en mayor parte. Cerré mis ojos, y le extendí mi mano. - Acepto ser tu maestro. Dije mostrando una pequeña sonrisa de bienvenida. Sus ojos parecieron brillar con alegría, tomando mi mano entre las suyas y agitando enérgicamente. - ¡Gracias Shisho! Ser llamado de pronto de esa manera me sorprendió. Parecía que ahora me tocaría estar en lugar de Reigen. Al pensar en ello sonreí una vez más. - Me llamo Kageyama Shigeo, espero ser un buen maestro para ti, ya que es la primera vez que me piden algo así, por favor cuida de mi a partir de ahora. Me presenté con mi rostro algo caliente por la vergüenza. El sonrío radiante y se puso de pie en su lugar. - Me llamo Arataka Reigen, espero ser un buen discípulo, ¡también cuide de mi a partir de ahora Shisho! Incluso el nombre. - Es un placer conocerte. - ¡Igualmente! - Enfatizó él. _-=-_ Invite a Reigen a que fuera, claramente si así lo quería, a la oficina al día siguiente luego de clases. Para que observa que clase de trabajo llevó a cabo, y que tal vez él,prontamente, quiera intentar. Como tenía clases hasta la tarde, y además estaba en un club de atletismo, me dijo que llegaría un poco tarde, pero que llegaría. Me alegro, el que quisiera llegar aún si se hacía muy tarde, por lo que me quede feliz de esperar. Y solo, tal vez, mi vida monótona se alteraría un poco con ello. Arataka Reigen, el auto nombrado y proclamado el mejor psíquico del siglo. Aunque no me lo suele decir a mi. Mire de nuevo el reloj, marcaba las ocho treinta de la tarde. Gire mi cabeza hacia la ventana y observe el cielo oscuro. Suspire, supuse que no pudo llegar por estar ocupado, o simplemente se lo olvido. No es de extrañar de chicos de secundaria. Me levanté de la silla, agarre mi saco, y tome mis llaves, cruzando la habitación para llegar hasta la puerta. Abrí la puerta, y apague las luces. Otro día será entonces. Cerré, algo decepcionado en el fondo, la agencia y me decidí volver a casa. No me esperaba eso después de todo. Pero, si él no está obligado a venir a verme después de todo. ¿En qué estaba pensando? Eso es muy egoísta de mi parte, hacia Reigen.